Promoción 2014
Mis compañeros y yo pasamos una buena cantidad de tiempo ensayando algunas canciones para tocar en el bingo de nuestro colegio, ese año nos graduábamos, era un momento especial. Desperté con un poco de nervios, lo usual, me lavé la cara, los dientes, tomé desayuno viendo las noticias, vi las muertes de siempre, una fue en la municipalidad de Los Olivos, cerca a mi colegio. Preparé mis cosas, mi guitarra, afinador, cable y me fui para mi colegio.
Ayudé en algunos de los juegos clásicos del bingo, luego me fui a encontrarme con Diego, mi compañero de banda, en la municipalidad, nos sentamos en una banca a esperar a Dante, que tocaba el bajo. Hicimos un par de llamadas y nos dijo que se iba a demorar, al colgar se nos acerca un hombre a preguntarnos una dirección.
- ¿Saben dónde está el mercado de Covida? - nos dijo mientras no sospechábamos nada
- Por allá. - Respondimos mientras le señalamos la dirección
- Ya, yo soy sicario... hace dos días mataron a mi tío acá.
- Ya, yo soy músico - (Al día de hoy sigo sin entender por qué respondí eso).
Con esas caras cómo no nos van a robar
Se sentó a nuestro lado, a nadie le pareció extraño y nos empezó a conversar.
- Ustedes son jóvenes, aún tienen una vida por vivir, no la caguen, no me hagan hacer eso. Yo ya no tengo otra opción. Por acá hay como 4 personas en cada esquina, van a tomar un carro para allá y no van a voltear ni le van a decir a nadie. Voy a matar al maldito que asesinó a mi tío. Ustedes no digan nada y no les pasará nada.
Estábamos muy dispuestos a cooperar pero el tipo nos seguía hablando y de vez en cuando se exaltaba y nos insultaba, nadie se acercó a ayudar por más que la escena fuera tan bizarra, honestamente ya no sabía de qué iba la cosa, solo queríamos que acabara. Insistía en recordarnos lo afortunados que somos a comparación de él y tenía razón, qué bueno ser un chiquillo al que le roban en vez de un choro que está destinado a vivir escapándose. Parece que le frustró que nuestras jóvenes mentes no entendieran lo genial que era ser atracado y dobló sus esfuerzos para ilustrarnos. Hasta ternura me da pensar en cómo solo abríamos la boca para decirle que lo único que queríamos era que nos deje ir porque teníamos que tocar en bingo de nuestro colegio.
Nos dijo que lo siguiéramos y no quisimos en un principio, pero el miedo nos ganó, por mi cabeza pensaba por qué nos estaba haciendo caminar. A cada paso que daba, menos gente había.
- No le van a decir nada a la policía, si voltean y regresan, los mato. Ni lo intenten, los tenemos vigilados.
¿Por qué nadie hacia nada? ¿Por qué solo nos miraban raro? Tenemos uniforme, ¿nadie se daba cuenta que nos estaban robando?
- Para asegurarnos que no van a llamar a la policía, necesitamos sus celulares...
Bueno, al menos era un robo y no un secuestro. Después de sacar nuestros chips e irnos caminando de lado opuesto a ellos, fuimos a la casa de Dante, con los ánimos por los suelos y con ganas de tomarnos diez tazas del agua de azar que su hermana tan gentilmente nos invitó. Dante salió de la ducha, le contamos lo que sucedió y nos dijo:
- ¿Por qué les preguntó dónde estaba Covida si a su tío lo mataron en la Municipalidad? - dijo mientras se aguantaba la risa.
Qué bueno que ahora me puedo reír de eso.
Ahora Diego tiene un proyecto solista muy genial que se llama Somontano, lo pueden escuchar acá.
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