EL CHICO DE LOS PANES

(Millennial Stories te cuenta historias de tantos fracasos que terminaron siendo un éxito. En este caso, un estudiante de la Universidad de Lima es como cualquier otro joven que busca progresar y lo consigue a su manera. Dicho esto, si de repente tienes una idea de negocio pero tienes miedo de emprender, te invito a que leas esto.)



Ángel Altamarino, estudiante de la Universidad de Lima de la carrera de comunicaciones, es el legendario Chico De Los Panes. Muchos de nosotros quizá lo conocíamos desde el año 2016 cuando empezó a vender sus panes dentro de la universidad. ¡Sí, tal como lo escuchaste! El vendedor de panes no apareció de la nada a inicios del año 2019 con una mega empresa de panes con pollo. Menciono este detalle debido a que según el resultado de muchas conversaciones cotidianas, muchas personas siguen pensando que la marca de sanguches apareció recién este año. Sin irme por las ramas, me gustaría contarles la historia de un emprendedor, llena de lucha pero también de fracasos.

VENDO KEKITOS A UN SOL.


En el año 2016, Ángel Altamirano estaba estudiando para las evaluaciones de la universidad y disfrutando  con sus amigos como cualquier día. De repente, como una bomba en su vida, su madre le comenta de que la despidieron del trabajo e iban a tener problemas económicos. Ángel, a sus 21 años, había trabajado previamente en cinco trabajos, algunos formales y otros informales. Y si de algo estaba seguro, es que no iba a trabajar para alguien más por un tiempo considerable. A los dos días, sorprendió a todo su salón de clase con unos kekitos, los cuales pretendía vender a 1 sol cada uno. Esto le duró, a duras penas, unos dos días ya que no llegó a ser considerado por Angel como un negocio rentable. En palabras del emprendedor: “Ahí se dio mi primer fracaso porque yo pensé que realmente no estaba tan hecho para el negocio. Ahí me di cuenta de que, siendo realistas, mis amigos más que comprarme porque el producto estaba rico, me compraban por pena.”.

Entonces se le ocurrió la idea de degustar cinco panes con pollo en clase: uno para el profesor y cuatro para sus amigos. El profesor Martin Mckay le sugirió unos cambios y lo ayudó comprándole cuarenta panes para los alumnos del salón donde dictaba clase, esto motivó a Angel a emprender en el negocio de los panes con pollo.


¡¡¿¿ALGUIEN QUIERE PAN CON POLLO??!!


“¡¡¿¿Alguien quiere pan con pollo??!!” esta es la frase peculiar que utilizaba Ángel a la hora de ofrecer sus panes en la Universidad. En cambio de hora se dedicaba a ir de salón en salón ofreciendo sus panes con pollo con un letrero que señalaba “PANES C/ POLLO SO. 2.50. “Algunas personas se perturbaban, a otras les daba risa y algunos por curiosidad me compraban” menciona Ángel. Tras un par de semanas, pasó de vender cinco a traer hasta sesenta panes con pollo a modo de delivery. Fue cuando creo su página en Facebook “Los Panes Ulima”. 

Entonces llegó el primer ciclo del año 2017. Gracias a las clases de Fundamentos de Marketing, Angel se dio cuenta de que vendiendo un simple pan con pollo sin ningún valor diferencial no iba a llegar muy lejos. No pasó mucho tiempo para que “el chico-pan-con-pollo”, nombre por el que lo conocía su público, le pusiera un empaque de papel a sus panes, cambiara el pan de yema del día anterior por un ciabatta del mismo día, y dibujara su nuevo logo con la imagen de un chico acompañado de un trigo. Sin embargo, nada fue tan importante como el cambio de nombre. Fue así que nació “El Chico de los Panes”. “Un nombre cálido y sencillo.”

SIEMPRE INFORMAL, PERO AHORA AMBULANTE.

Empaque distintivo, nuevo logo, sorteos, promociones y mucha creatividad en las publicaciones de Facebook permitieron al chico vender hasta 240 panes al día para fines de junio del 2017. Sin embargo, este negocio informal estaba generando grandes ganancias aprovechándose del espacio público de la universidad sin pagar impuestos. Era justo que esta (la universidad) le “hiciera el pare”. “ La gente me compraba en el primer piso del E, ahí estaba yo con mis maletas y admito que fui demasiado conchudo. Sabía que la Universidad me iba a prohibir la venta porque realmente lo merecía. ¡Imagínate! Una silla con ocho mochilas juntas y su vendedor, rodeada de la cantidad de personas necesarias para bloquear el pasillo. Si había un terremoto, ¡todos moríamos! Había gente que veía la demanda de mis panes y se alegraba. Otros, con motivos justificables, condenaban mis actos y pensaban que (el negocio) debía desaparecer de la u. Era polémico.” explica Ángel.


Debido a este incidente, Ángel seguía haciendo delivery pero por lo bajo; sin embargo, haciendo esto se exponía demasiado a que la universidad lo descubriera y lo sancione. Por consiguiente, decidió trabajar como ambulante afuera de la Universidad vendiendo sus panes con pollo. “Saber que había un chico de la de Lima vendiendo panes con pollo para pagarse la universidad era una bonita noticia, pero la sensación fue saber que ese mismo chico era vendedor ambulante” dice el vendedor de sanguches. Su fama a raíz de su atrevimiento llego a proveerle más clientes, entre microbuseros, empresarios y guardias de la zona. Así, vendió de esa manera cerca de un año contratando a familiares suyos y otros vendedores ambulantes con una cantidad de 350 panes vendidos al día. “Empecé a enfocarme en cada manera de mejorar el negocio. Sabía que la atención al cliente era un factor importante, por lo que buscaba personas decididas. Nunca pensé encontrar a una en un bus de regreso a mi casa. Vi al señor Manuel vendiendo chocolates con una pasión y una carisma… que inmediatamente pensé en ofrecerle trabajo” menciona Ángel. No obstante, la vida como ambulante no es fácil ya que siempre existe el riesgo de que venga los fiscalizadores con el objetivo de espantar o, en el peor de los casos, decomisar la mercadería. Ángel contó que llegaron a decomisarle varias mochilas a su vendedor venezolano, de lo que estimó un total de 90 panes perdidos. Pronto se daría cuenta de que aquellas mochilas serian irrecuperables ya que antes tendrían que pagarse 1024 soles de multa a la Municipalidad debido a la infracción a la norma (la prohibición de cualquier venta ambulatoria).





LA OPORTUNIDAD DE FORMALIZARSE


Nicolás Morán, un amigo de Ángel, creyó en el negocio de El Chico de los Panes y desarrolló una aplicación de delivery para los estudiantes de la Universidad de Lima en el año 2018. En esta ocasión la universidad dejó al emprendedor vender dentro de sus instalaciones únicamente por medio de la aplicación. La comodidad de vender seguro dentro de su alma máter le duro medio año, ya que los directivos universitarios decidieron negarle el acceso porque, a fin de cuentas, todavía seguía siendo informal. Ante eso Ángel se dijo a sí mismo: “Bueno, puede ser el fin.  El chico de los panes puede morir.  Fue cuando apareció André Ascue, quien le propuso formalizar la empresa implementando una serie de cambios, pero con la promesa de intentar vender dentro una vez más. Ángel aceptó y, junto a Nicolás Morán, se asociaron y formalizaron la empresa con el nombre de SOCIEDAD DE PANES S.A.C. Se invirtió en carritos, utilería y todo lo necesario para cumplir las normas de la SUNAT y DIGESA; subieron los precios de los productos y, consigo, la calidad; y, por último, hicieron todo lo posible por hacer que aquel negocio que había nacido en el 2016, se formalizara como concesionario oficial de la universidad para el año 2019. La universidad podía decir que sí, o que no. ¿Qué creen que pasó?

¡LA ULIMA ACEPTÓ SU PROPUESTA Y AHORA EL CHICO DE LOS PANES PUEDE VENDER SUS PANES DENTRO DE LA UNIVERSIDAD! 


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Si te gustó esta historia y quieres seguir leyéndonos mañana tendremos más😉

Comentarios

  1. Un clásico, el chico de los panes. Que bien cuanto ha cambiado!

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  2. Me enorgullece que alguien de nuestra alma mater haya podido emprender así de bien

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